2.4.14

Miedo

A veces tengo miedo de escribir, no saber con qué me voy a encontrar. Con qué recuerdo reprimido, tristeza lejana, con qué conclusión tortuosa. Después, tengo miedo de no poder terminarlo. O que sea muy largo, no poder darle fin. También de que sea malo. De que sea revelador de oscuridades. Que mi texto sepa más que yo de mí misma. Miedo al vacío ese luego de volcarme en la hoja. Miedo a no ser feliz al terminar. En fin, miedo gobernador de vidas. Miedo paralizante, obstáculo de ideas, desahogos, hasta de amores y sensaciones. Entonces me llena, y no me deja siquiera razonar. Empaña la posible atracción hacia una de las pocas cosas que me sirven de catarsis. Y se disfraza. A veces es olvido, a veces es cansancio. Yo sé que es él, pero algo me dice que lo ignore. Y lo derivo, lo empujo, lo retraso.. Intento, suspiro, no puedo. Hasta una palabra puede sonar terriblemente errada si se está empeñado en conseguirlo. No puede ser sólo el temor a equivocarse, claro, pero en gran parte ese gana. ¿Qué tal el miedo a perder la sensación previa al desahogo? ¿Qué pasa después de que uno lee su propio producto de emociones? ¿Da temor el saber finalmente qué se siente tener ese peso fuera de uno mismo? El saber que el siguiente paso es enfrentar las propias palabras contándonos de la manera más cruda lo que nos pasa, esa manera en que sólo la falta de tacto y piedad hacia uno mismo pueden tener. Entonces no es "a veces tengo miedo". Es "siempre". Y no es miedo. Soy yo.

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