Para creer que ayer no es hoy.
No ves que pasó el tiempo,
Asentir con la cabeza
A sentir el calor de esa hoguera
quemándose bajo techo
Fingir que ya es hoy
Que no es ayer
Que pasó tiempo
Que el sol que se fue,
cuando salió, ya no era el mismo
Que ya te fuiste. Que no me quema. Que no me abraza.
No estaría encendido
No debería estarlo
afuera el tiempo
Que se vaya, afuera
El ajeno a todo
Cuánta crueldad hay
en invalidar un sentimiento
Por lo que debería ser y se niega
Efímero.
Y más envejece, peor
Pasa a ser ridículo que importe
Ridículo el fuego
Entonces la arena de la vergüenza cae
lo aplasta y lo apaga.
En este punto de mi mente te quedás, hasta acá te dejé avanzar. Y el humo lo inunda todo y no se distingue otra cosa más que un leve espectro de llama hecho de aire y partículas plateadas. Debía de ser importante aquello que se quemó. Debía serlo.
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